lunes, 17 de febrero de 2014

ALOHA MAUI

 Una isla de autocomplacencia en un mar de inoperancia


Según dice el cansino anuncio de una entidad financiera, la vida es de repente.

De repente ... prescribes, de repente ... el sistema se cuelga, de repente ... aparece una isla volcánica, de repente ... tienes que usar Maui. Aunque no funcione. Tú lo usas. Porque sí.

Hace unos días recibimos de repente un escrito de la Empresa complaciéndose de lo "grato" que le parecía la irrupción a toda prisa del sistema Maui en nuestro centro de trabajo que, según indica el escrito, se está "implantando de forma paulatina". 

Nos recuerdan lo "ágiles" que van a ser las consultas de los clientes y la "eficiencia" de nuestra tarea con dicha herramienta: así, ... de repente. 

Nos indican que pretenden, en resumen, favorecer una "evidente mejora en la calidad de la atención del servicio de Gran Público". Y cierran el escrito "dándose por satisfechos con la mejora que supone Maui".

Debemos vivir en realidades diferentes a las de las grandes y privilegiadas mentes pensantes pues Maui, a día de hoy, aún no funciona. No enlaza a los aplicativos de forma correcta. Tarda en cargar (y en logarte) y muchos operadores tienen que ir o cantando incidencias al cliente o trabajando con las claves de los coordinadores. 

Tal vez mañana funcionará genial, ¿de repente?
Por el momento no es así, y por eso hemos firmado ese feliz brindis al sol con un sonoro "NO CONFORME POR NO AJUSTARSE A LA REALIDAD".

Nos complacería mucho más que Maui no dejara nunca de ser lo que es: de repente la más bella isla de Hawai.